
Con mucha ilusión, comenté a mi madre y a mi padre, que estaba elaborando el Pregón de las fiestas, de repente despertaron en ellos recuerdos de su infancia y adolescencia con el barrio.
Mi madre, una mujer de la cumbre de Gran Canaria, con 15 años se vino a vivir con su familia al Barrio de San José, y recordaba que 2 o 3 veces a la semana venia a comprar agua en las Tenerías, al lado del castillo de San Cristóbal. Recuerda que la señora que vendía el agua, era una buena mujer. Con el cacharro de agua en la cabeza, cruzaba la finca de plataneras, hasta llegar a la ladera de San José.
Uno de sus recuerdos, era la recogida del trasmallo, que con ilusión ayudaba, esperando luego el reparto del pescado, los pescadores eran muy solidarios, con las personas necesitadas.
Después de la recogida del trasmallo, los pescadores con sus ganchos y sus cestas, iban a vender el pescado por el Paseo de San José, salemas, búlgados, chicharros, etc.
Sus ojos se iluminan, cuando recuerda, que en marea vacía, se formaban unos grandes charcos y la suave brisa del mar en su cara.
Por otro lado mi padre, hombre de ciudad del barrio de Los Arenales, su recuerdo era para aquellos pescadores del barrio de San Cristóbal, conocidos como los chacalotes, cuando iban a echar el chinchorro desde la playa de la Plaza de la Feria a la playa del Lugo. Mi padre también valora, la solidaridad de los pescadores, cuando repartían pescado, entre la gente que no tenían para comer, eran tiempos muy difíciles.
Mis padres han envejecidos y el barrio se ha modernizado. Paseando estos días por la avenida, descubrí un sentimiento de vecindad entre la gente, con una identidad propia de barrio marinero, formándose pequeños grupos de vecinos y vecinas compartiendo tertulia frente al mar.
Hay un fuerte sentimiento de orgullo y de identidad, de pertenecer a este barrio, el único que tiene un puerto de pescadores en la Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, con su cofradía. Ese sentimiento de orgullo y pertenencia, tiene que seguir creciendo, porque cuanto más crece más crecerá el barrio marinero de San Cristóbal. No me puedo olvidar, que estamos pegados a la costa Atlántica, y que existe una gran tradición por la vela latina, los botes, con una rivalidad sana, entre el Unión San Cristóbal, el Roque Nublo y el Guerra del Río. Desde el barrio se ve pasar a los botes en sus regatas y pegas. Es un espectáculo verlos desde la Avenida del Barrio.
También, habría que intentar, a lo largo del tiempo, encontrar una solución a la autovía que imposibilita la mejora de su entorno urbanístico.
Animo desde mi responsabilidad, a que luchen por esta joya frente al mar, el barrio Marinero de San Cristóbal, para que mantenga su identidad de barrio marinero.
VIVAN las Fiestas de San Cristóbal!!!
Lourdes Armas, Concejal del Distrito , San Cristóbal 10 de julio de 2015.